Probablemente muchos lectores no estén de acuerdo con esta perspectiva, pero eso no importa, ya que la palabra de Dios es el único parámetro verdadero al cual debemos acudir para evaluar nuestras acciones y pensamientos.
Si somos objetivos, no existe una justificación lógica, bíblica y alineada con los principios cristianos que respalde esta celebración. La Navidad es, en definitiva, una “tradición pagana” que se arraigó profundamente en el seno de la religión católica y que, a estas alturas, es casi imposible de erradicar.
Ahora bien, ¿qué importancia tiene que los cristianos celebremos la Navidad? ¿Qué actitud debemos tomar ante la presión de dicha fecha?
En primer lugar, según lo que he observado en mis años en el cristianismo, la gran mayoría de las congregaciones “cristiano-evangélicas” son conscientes de que la Navidad es una celebración pagana. Sin embargo, realizan cultos especiales, cenas, presentaciones teatrales sobre el nacimiento de Jesús y otros tipos de reuniones entre los hermanos de la congregación. Todo esto, según ellos, con el propósito de alejar a los miembros de las tentaciones del mundo.
Creen que si dejan a sus miembros solos en esa fecha, los están invitando a “caer” en la mundanalidad, ya sea asistiendo a fiestas o reuniéndose con familiares que no comparten su fe. En lugar de eso, les piden que inviten a sus familiares al “culto especial de Navidad” como una forma de evangelizarlos.
¡Definitivamente, estas cosas suceden en esa fecha!
Sin embargo, en este caso, la medicina puede ser peor que la enfermedad. Es como pedirle a un borracho que deje de beber, pero sustituyendo la botella de vino por una lata de cerveza. ¡Es exactamente lo que sucede cuando un cristiano celebra la Navidad en su congregación! Si usted sabe que esta tradición es pagana, ¡simplemente no la celébre!
Entonces, ¿qué debe hacer? Permítame responderle con otra pregunta: ¿Qué hace usted en un día normal de trabajo? … Pues eso … precisamente, es lo que debería hacer. Aunque los miembros de la congregación o el pastor le digan que debe asistir a algún evento en esa fecha, llénese de valor, sin ser confrontativo, y rechace la participación.
No se comprometa a asistir a ninguna reunión “extraordinaria” en la congregación, no organice una cena especial para esa noche, no asista a las invitaciones que su familia le haga, no acuda a la reunión de “confianza” entre hermanos de su grupo. En fin, haga lo que siempre hace en un día común y corriente. Al principio será difícil, pero a medida que pasen los años, no echará de menos esa celebración.
Hace casi 30 años que mi familia y yo dejamos de celebrar la Navidad. Simplemente, hacemos lo mismo que hacemos todos los días. Mis hijos crecieron sabiendo que esta celebración es pagana, y están convencidos de que cualquier otra forma de festejar “con la máscara de no ser una celebración”, incluso dentro de la congregación, es abominable a los ojos del Creador.
Si no conoce la historia de la Navidad, le invito a leer un estudio basado en el libro Babilonia, Misterio Religioso, escrito por Ralph Woodrow. En este libro se explican las costumbres y tradiciones paganas que la religión católica absorbió hace siglos y que, hasta el día de hoy, se consideran cristianas.
Si usted es un cristiano nacido de nuevo, pero sigue dejándose llevar por el río de la tradición, le ruego que salga de él lo antes posible, antes de que sea demasiado tarde.
les felicito porque son pocos o somos pocos los cristianos que keremos agraadar a dios y no a los hombres o a si mismos siguan dando esperanza que es la ke agurdammos porke no la vemos dice la palabra bendiciones
Amen asi Es, que tristeza ver como hay tanta gente que se dice cristiana festejando la mentada navidad. Eso muestra la falta de escudriñar las escrituras. Yo en lo personal pienso que los pastores que festejan, no solo la navidad,sino dis de San Valentine,dia del niño y muchos otras cosas,lo… Leer más »