Muchos eruditos afirman que esta visión simboliza la restauración del pueblo de Israel. Según ellos, los huesos secos representan al pueblo de Israel que se encontraba en un estado de desolación, desesperanza y falta de vida espiritual debido al exilio. La profecía de Ezequiel anuncia que Dios traería de vuelta la esperanza y la vida a su pueblo, restaurándolos y trayéndolos de regreso a su tierra.
En términos espirituales, esta visión también se usa a menudo para referirse a la capacidad de Dios de dar vida nueva a situaciones sin esperanza, tanto a nivel individual como colectivo, simbolizando la restauración, la renovación y la intervención divina.
He leído muchos artículos relacionados al tema y no he encontrado en ellos relación directa de esta visión con la resurrección de los muertos. Sin embargo, la profecía de Ezequiel 37, precisamente, se refiere a la resurrección. Si bien es cierto que Ezequiel señala que esos huesos son la casa de Israel, y que se secó toda esperanza en ellos, la profecía en sí, no estaba exclusivamente hablando de Israel y su exilio. La invasión de Babilonia no llegó al grado de hacerlos desaparecer por completo, mucho menos que toda la nación terminara muerta. Israel ya había pasado por otras experiencias similares, como la invasión asiria y la egipcia, y después de esta, la invasión del Imperio romano, el bizantino y el árabe.
De modo que esta visión no tiene sentido en ese contexto, especialmente cuando Ezequiel y Jeremías habían advertido por mucho tiempo que Dios castigaría a Israel por su desobediencia. La invasión babilónica y el consecuente exilio judío era un juicio de Dios. No perdamos de vista este detalle.
La visión de Ezequiel 37 tendrá su cumplimiento cuando grandes multitudes de huesos secos se junten, se llenen de músculos, tendones y sangre, para vivir nuevamente. No importa en qué época murieron, todos saldrán de sus sepulcros para ser resucitados; de eso se trata la profecía.
Muchos cristianos en el tiempo de los apóstoles consideraban que la doctrina de la resurrección era falsa. Quizá por esa razón, Pablo dedicó un capítulo completo para enseñar que la resurrección de los muertos será un hecho real y no un cuento. Sería insensato de nuestra parte no poner atención a este evento, puesto que Jesús vino para darnos vida en abundancia, es decir, vida eterna después que resucitemos.
Pablo se dirigió a los incrédulos de Corinto para reprenderlos y explicarles con detalles en qué consiste la resurrección. En 1 Corintios 15:12-14 dice: “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.”
Yo creo que el 99% de los cristianos creemos que Cristo resucitó de los muertos; pero dudo que la mayoría sepa que todos los cristianos, e incluso los no creyentes, seremos levantados de los muertos tal como lo hizo Jesús.
En primer lugar, debemos saber lo que significa resucitar. El diccionario de la Real Academia Española nos proporciona el significado de la palabra resucitar:
- Volver a la vida a un muerto.
- Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo.
- Dicho de una persona: Volver a la vida.
El diccionario, al igual que la palabra de Dios, dice que “resurrección” es volver a la vida a un muerto o a millones de muertos; es lo mismo.
En uno de los eventos más notables en el Nuevo Testamento, se relata la resurrección de Lázaro, quien era amigo personal de Jesús. En este suceso, Lázaro, cuyas hermanas Marta y María tienen su propio lugar en la historia, una por ser modelo moderno de un cristiano espiritual y la otra por reflejar las ocupaciones de un cristiano carnal.
Es curioso que se asocie a Marta con el afán y la carnalidad; por el contrario, a María se le relaciona con la parte espiritual del cristiano. Sin embargo, Marta sabía algo que muchos cristianos espirituales de nuestra época desconocen. Cuando Lázaro, su hermano, murió, Jesús acudió a la casa de su amigo. Cuando él llegó al lugar, María prefirió quedarse en casa esperando a Jesús, quizá porque, según ella, ya no tenía caso que él llegara, o porque estaba decepcionada de Jesús porque él no estuvo en el momento de más necesidad. No lo sabemos. Caso contrario, Marta salió al encuentro de Jesús para reclamarle por qué no estuvo presente para sanarlo y evitar su muerte. Marta, en este caso, demostró más fe que su hermana, porque sabía que Jesús lo podía sanar. Pero ahora, muerto, la escena es diferente. En Juan 11:20-25 leemos:
“Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”
¿Por qué Marta estaba tan segura de que su hermano resucitaría en la resurrección, en el día postrero? Marta sabía que habría UNA resurrección en la cual todos los hombres se levantarán de los muertos. Pero Marta desconocía el poder de Dios de primera mano. Para los judíos, no era ninguna novedad el tema de la resurrección, puesto que profetas como Ezequiel hablaron de ello abundantemente. Por otra parte, los israelitas conocían las escrituras desde su infancia, porque era parte de la ley conocerlas. Además, es de suponer que Jesús les haya enseñado con más detalles acerca de este tema.
Marta sabía que los muertos se levantarán de sus tumbas, tal como el profeta Isaías lo declara en Isaías 26:19: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán.!! ¡¡Despertad y cantad, moradores del polvo!! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.” De modo que la resurrección de los muertos era un tema conocido para los discípulos del Señor.
Lo sorprendente en este caso es que Jesús hizo un milagro nunca antes visto por el pueblo de esa época. Lázaro se levantó de los muertos, como un ejemplo de lo que va a ocurrir en el futuro. En el evangelio de Juan 11:41-44 leemos: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: Lázaro, ¡ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.”
Lázaro ya tenía cuatro días muerto, lógicamente, él ya comenzaba a descomponerse; sin embargo, los testigos lo vieron salir del sepulcro caminando y envuelto en un sudario, que era una especie de sábana. Este hecho fue para los espectadores y para la ciencia de aquella época algo imposible de creer. Yo creo que si nosotros hubiéramos presenciado ese milagro, no dudaríamos en ningún momento de que Jesús era el Hijo de Dios. ¿Cómo es posible que alguien en tal condición se levante de los muertos y vuelva a ser él mismo que era antes?
Es más, creo que para los científicos de cualquier época esto es algo absurdo. Pero la Biblia menciona otros casos de resurrección aparte de Lázaro. Otro caso es el de una niña que se encontraba muy grave. Ella era la hija del principal de la sinagoga llamado Jairo. Cuenta la escritura que Jairo buscó a Jesús para pedirle que sanara a su hija; pero mientras Jesús tardaba, la niña murió.
Sin embargo, cuando Jesús llegó, le dijo a Jairo que su hija no estaba muerta, pero muchos que lo oyeron se burlaron de él, como lo relata Marcos 5:38-43: “Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.”
La resurrección es volver a la vida a un muerto, literalmente.
Lógicamente, si alguien resucita es porque ha estado muerto antes, de modo que el componente indispensable para la resurrección es, obviamente, estar muerto.
La resurrección de los muertos no discrimina la antigüedad del fallecido. Una persona pudo haber muerto en cualquier momento. Pudo haber sido hace tan solo 4 días o haber muerto hace 4 mil años, igualmente se levantarán del polvo tal como eran antes de morir.
¡Las personas que murieron hace cientos o miles de años se levantarán con sus mismas características, tanto físicas, morales, como intelectuales!
¡Cuando nos despertemos de ese largo sueño, seremos los mismos! Porque Dios es todopoderoso para juntar cada una de nuestras células, no importando en qué condiciones se encuentre el cadáver. Todos despertaremos. Todos resucitaremos.
El concepto que las personas tienen sobre la muerte varía ampliamente según su cultura, religión, creencias personales y sus experiencias de vida. Por ejemplo, en el cristianismo muchas personas creen en la vida eterna después de la muerte, ya sea en el cielo o en el infierno, dependiendo de la relación de la persona con Dios y su comportamiento en la vida. Es decir, el cristiano en términos generales cree que cuando muera, su alma, que muchos creen que es un ser inmaterial e inmortal, el cual piensa y siente, se desprende del cuerpo y viaja al cielo o al infierno.
Por otro lado, las principales religiones en el mundo también tienen sus propias creencias en relación a la vida después de la muerte. En el caso del islam, los musulmanes creen que después de la muerte, las almas entran en una fase intermedia conocida como «Barzakh,» y luego serán juzgadas en el Día del Juicio. Aquellos que han seguido el camino correcto irán al paraíso, mientras que los demás serán enviados al infierno.
El hinduismo y el budismo, en ambas religiones, se cree en la reencarnación, donde el alma o espíritu renace en un nuevo cuerpo. El ciclo de muerte y renacimiento continúa hasta que el alma alcanza la iluminación, o «moksha,» que es la liberación en el hinduismo, o «nirvana» en el budismo.
En la mayoría de los casos, las religiones han enseñado por siglos que los hombres somos seres inmortales, que aunque nuestro cuerpo físico desaparezca, nuestro ser interior sobrevive a la muerte; sin embargo, como hemos dicho antes, cuando el hombre muere, su cuerpo se deshace en el polvo de la tierra y su espíritu de vida regresa a Dios. Tal como lo declara Eclesiastés 12:7: “y el polvo vuelva a la tierra como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”
No hay vida después de la muerte, no hay muertos viéndonos desde el otro lado, no hay personas buenas habitando el cielo, tampoco quemándose en el infierno. Los muertos están muertos. Si alguien ve a sus familiares muertos… le puedo asegurar que no son las personas que usted conoció.
Si quiere saber más sobre el tema del Alma, el Espíritu y el cuerpo del hombre, le invito a que escuche nuestro estudio dedicado a ese tema. ¡No se lo pierda, está muy interesante!
La visión de los huesos secos de Ezequiel tendrá su cumplimiento en el día postrero.
La visión de Ezequiel se cumplirá al final de los tiempos, como lo describe el libro de Apocalipsis 20:12-13. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS, ES EL DESPERTAR DE UN LARGO SUEÑO. Cuando eso pase, recobraremos la memoria de quienes éramos, recordaremos quiénes eran nuestros familiares y todo lo que éramos antes de partir. Dios soplará su “espíritu de vida” y viviremos de nuevo.
La resurrección de los muertos es un acontecimiento que no tiene precedente, el cual todos deberíamos conocer más a fondo, puesto que Dios ha prometido resucitar a todos los seres humanos, desde Adán hasta el día del juicio. “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” Juan 6:44.
¿Ahora bien, cuándo será el día postrero?
Este acontecimiento ocurrirá en el futuro, puesto que hasta el día de hoy, nadie ha presenciado una resurrección masiva como la que describen Ezequiel e Isaías. Por otra parte, el profeta Daniel dijo que solo existen dos posibles destinos para los hombres cuando sean resucitados: vida eterna o condenación eterna, según Daniel 12:2. Dicho castigo vendrá como resultado de rechazar la palabra de Dios y de no haber creído que Jesús es el único camino de salvación.
Otros perecerán por su completa ignorancia de los mandamientos de Dios, de manera que incluso no conocer y, por consiguiente, no obedecer los mandamientos de Dios te puede llevar a la perdición. También no comprender las escrituras, ya sea por negligencia o por engaño, en ninguna manera nos justificará en el día del juicio. Tampoco alguien podrá justificarse cuando abiertamente rechaza las palabras de Jesús, ya sea porque no cree lo que lee en las escrituras o porque alguien le enseñó sutilmente que no debe creerlas. “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.” Juan 12:48.
El rechazo a las palabras de Jesús tiene que ver con predicadores que enseñan a desestimar descaradamente las doctrinas de Cristo cuando dicen que el evangelio debe cambiar al compás de los tiempos. De esa manera, introducen en tu mente ideas y pensamientos que te apartan del verdadero evangelio, y te presentan evangelios de prosperidad, de sanidad, de la gracia, de la super gracia, etc. No importa qué tipo de evangelio sea, no es el que Jesús enseñó y que todos sus discípulos guardaron. Ahora alguien puede decir: ¿Qué pasa si en la congregación donde asisto enseñan uno de esos evangelios? Mi respuesta es: SALGA DE ESE LUGAR, no sea que cuando venga el Señor, usted también sea arrastrado junto con ellos.
Usted puede reconocer este tipo de evangelios porque nunca predican del pecado y el arrepentimiento; siempre tratan de levantarte la autoestima, te dicen que eres un campeón, un hijo de Dios, un príncipe. Te incitan a reclamar las promesas de Dios, que exijas tu porción de la herencia en la tierra, que disfrutes de los beneficios de ser hijos de un gran rey. Estos falsos predicadores se consideran tan espirituales que le dan su propia interpretación a cada palabra de la Biblia, usan palabras y un tono sentimental para meter su mano en tu bolsillo. Ellos dicen que las ofrendas van directamente al trono de Dios, aunque ellos son los únicos en esas congregaciones que viajan en jet privado.
Otros falsos apóstoles te enseñan a buscar las emociones. Ellos no estudian ni enseñan las sanas doctrinas, hacen caso omiso a los mandamientos del Señor. Solo quieren sentir la emoción al cantar a Dios, por lo que se pasan la mayor parte del tiempo en alabanzas emocionales, llorando o bailando intensamente; gritan y ríen como si estuvieran poseídos.
Ellos no conciben hacer las cosas que los discípulos hicieron; sin embargo, se comparan con ellos y creen en su mente retorcida que son iguales. Pretenden tener experiencias celestiales, mintiendo cínicamente cuando te dicen que han subido al tercer cielo y que hablaron cara a cara con Dios. Lamentablemente, muchas personas caen en esos timos, porque la gente está ávida de oír ese tipo de historietas.
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” 2 Timoteo 4:3-4.
Todos los seres humanos seremos juzgados antes de recibir la vida eterna o la condenación eterna.
En el día postrero, o el día del gran juicio de Dios, todos daremos cuenta de cada una de nuestras obras. Aun de las palabras ociosas que hemos pronunciado daremos cuenta, tal como dijo Jesús en Mateo 12:35-37: “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
La escritura dice que seremos CONDENADOS por nuestras palabras; de modo que nuestra boca es el instrumento de salvación o de condenación. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34.
Nuestra lengua nos contamina, nos puede envenenar e, incluso, nos puede llevar directo al infierno. Especialmente a aquellos que se ganan la vida con ella, Santiago 3:6 dice: “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.”
Todo lo que el hombre sembrare con su lengua, eso cosechará. Dios es inmutable y ha establecido una ley que muchos pasan por alto, como dice el libro de Hebreos 9:27: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.”
Sin embargo, en este versículo, el escritor de los hebreos omitió un pequeño detalle: mencionar que antes del juicio, el hombre, mejor dicho, todos los hombres, tendremos que resucitar, como lo mencionan el resto de las escrituras.
El hombre debe morir, eso todo el mundo lo sabe. Lo que muchos no saben es que también debemos resucitar, para luego ser juzgados por Dios. Y precisamente allí es donde radica el problema. Una gran cantidad de cristianos con muchos años en el evangelio creen que cuando mueran, su alma se irá al cielo para vivir por la eternidad en las mansiones celestiales.
Tenemos un estudio dedicado al tema del alma, el espíritu y el cuerpo del hombre, por si estás interesado en conocer un poco más al respecto.
Pero, a manera de introducción, puedo decirte que cuando alguien muere, su cuerpo es sepultado en el Seol o Hades, el cual no es más que la sepultura o la tumba. En ese lugar no hay actividad, no hay tormentos, no hay calor o demonios atormentando almas. En el Seol o Hades, solo encuentras cadáveres y huesos secos, tal como lo dice Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
La Biblia dice que Dios es Dios de vivos, no de muertos, precisamente porque los muertos no lo pueden alabar. En Marcos 12:24-27, la escritura dice que se le acercaron los Saduceos para preguntarle a Jesús quién de los hermanos se quedaría con la viuda del primer hermano cuando resucitaran. Ellos le preguntaron con la intención de ponerlo en evidencia o para ridiculizarlo, ya que ellos no creían en la resurrección en primer lugar.
“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.”
Jesús les explicó que los deseos carnales que sentimos estando en un cuerpo de carne y hueso ya no los vamos a experimentar, porque cuando resucitemos seremos transformados en cuerpos espirituales, por lo cual ya no tendremos necesidad de casarnos y tener relaciones maritales, puesto que ya no nos vamos a reproducir, razón fundamental de esa necesidad.
Por otro lado, cuando Jesús dice que es Dios de vivos y no de muertos, es porque todos debemos resucitar y volver a la vida para estar delante de su presencia. El día de hoy, los únicos que alaban al Señor son seres VIVOS, como sus ángeles y los pocos que agradaron a Dios en la historia de la humanidad. Ellos, aunque no conocieron a Jesús, se puede decir que alcanzaron la estatura del varón perfecto, a tal grado que el Señor los arrebató vivos para que no experimentaran la muerte.
También la Biblia dice que muchos resucitaron cuando Cristo resucitó. No se menciona quiénes eran esos santos, pero hubo muchos testigos que los vieron. Mateo 27:52-53 dice: “y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”
La creencia de que cuando alguien muere, su alma, o el ser espiritual que muchos piensan es inmortal y sobrevive después de la muerte, es completamente falsa. Lamentablemente, esta doctrina está muy arraigada en el pensamiento de los cristianos y no cristianos, al grado de creer que cuando mueran irán al cielo o al infierno.
Si quiere saber más sobre el infierno y el paraíso de Dios, no se pierda nuestro estudio titulado precisamente: El Infierno y el Paraíso de Dios.
Cuando todos nos levantemos de los muertos para ser juzgados, nadie podrá decir que no sabían nada; especialmente nosotros los cristianos. De la misma manera que usted no puede justificarse delante de un juez cuando comete algún delito; de la misma manera, nadie podrá justificarse delante de Dios en el día del juicio. El hecho de que en su congregación no le hayan enseñado todo lo que estamos explicando en el presente estudio tampoco eliminará las consecuencias. Simplemente porque todo lo que necesita saber acerca de la resurrección de los muertos y el juicio eterno, está escrito en la Biblia que usted lee todos los días.
Lamentablemente, muchos predicadores enseñan que los cristianos no seremos juzgados y, por lo tanto, estamos exentos de condenación. Sin embargo, la palabra de Dios dice que todos seremos levantados del polvo para ser juzgados. No dice que solo los inconversos serán juzgados, dice: TODOS.
¿Sabía usted que la palabra de Dios enseña que habrá dos resurrecciones?
La palabra de Dios habla de dos resurrecciones o dos grupos de personas que se levantarán de los muertos: una a menor escala y otra a gran escala. Veamos ahora en qué consiste la primera resurrección.
La primera resurrección está destinada para unos pocos, ellos serán Sacerdotes de Dios y del Cordero, y la segunda es una resurrección en la cual resucitarán todos los hombres desde Adán.
Ninguno de los apóstoles, incluido Pablo, supo que habría dos resurrecciones. Dios le dio a Juan dicha revelación al final de sus días, y ninguno de los otros discípulos lo supo, simplemente porque dicho libro no había sido escrito aún. Es por eso que usted no encontrará ninguna referencia a dos resurrecciones en toda la Biblia, excepto en el libro del Apocalipsis.
Juan recibió esta profecía alrededor del año 93 o 95 de nuestra era. Para esa fecha, los demás apóstoles ya habían muerto, según cuenta la historia. Por otro lado, las cartas de Pablo a los Corintios fueron escritas alrededor de los años 50 después de Cristo; por lo tanto, podemos asumir que Pablo no leyó lo que dice el capítulo 20 del Apocalipsis en los versículos 4 al 6:
“Versículo 4: Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Versículo 5: Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Versículo 6: Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
Si leemos con mucha atención estos pasajes, podemos ver que la parte donde dice: “Esta es la primera resurrección.” pertenece al versículo 5 cuando debería estar en el versículo 6. Recordemos que los números de capítulos y versículos no son parte de las escrituras, sino que son un recurso que los traductores de la Biblia utilizaron para su estudio sistemático. Dichos números, al igual que los comentarios, fueron colocados por los traductores y no forman parte de los textos originales.
¿Por qué decimos que la frase, “esta es la primera resurrección,” debería estar en el versículo 6 y no en el 5 como dice actualmente?
Porque en la primera resurrección participarán únicamente los elegidos, aquellos que serán sacerdotes de Dios y de Cristo. Estas personas no serán juzgadas; por el contrario, serán cogobernantes con Cristo durante mil años, tal como lo dice el versículo 6. De modo que esa frase es la introducción o el tema de lo que trata este versículo. Te voy a leer los mismos versículos en forma coloquial para que lo comprendas mejor.
En esto consiste la primera resurrección: en que los elegidos serán resucitados para ser reyes y sacerdotes para Dios durante el milenio. Estos elegidos no serán juzgados en el juicio final; por el contrario, vivirán por siempre.
Es importante enfatizar que los participantes de la primera resurrección no serán juzgados cuando tenga efecto la segunda resurrección, porque ellos ya fueron seleccionados por Dios para ser sus sacerdotes. Es decir, a este grupo de personas ya se les ha otorgado el privilegio de estar en la presencia de Dios por siempre, porque la segunda muerte no tendrá potestad sobre ellos.
De modo que únicamente los participantes de la primera resurrección serán reyes y sacerdotes para Dios y el Cordero. Estos elegidos conformarán el gobierno de Dios en la tierra, y solo a ellos se les dará poder para gobernar las naciones con vara de hierro. Estos hombres han sido seleccionados por Dios para recibir a Jesucristo en las nubes en su segundo regreso.
De manera que la primera resurrección está ligada al retorno de Cristo a la tierra. Los elegidos son aquellos que fueron perfeccionados y murieron con la esperanza de ver al Mesías, tal como los héroes de la fe referidos en el libro de Hebreos, capítulo 11. Solo este selecto grupo de los llamados héroes de la fe resucitarán y serán raptados.
Si quiere saber más sobre el tema del rapto de la iglesia, quiénes participarán de él, y cuándo sucederá este evento, vea nuestro video titulado: El Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia.
Cuando Jesucristo venga en las nubes por segunda vez, los elegidos que se encuentren vivos en ese momento serán transformados, pero los elegidos que murieron antes serán resucitados. “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:17, y 1 Corintios 15:51-52.
De manera que la primera resurrección es un evento que tendrá lugar en el futuro y sucederá cuando Jesucristo regrese a la tierra.
¿Cuándo sucederá la segunda resurrección?
Ahora bien, la segunda resurrección ocurrirá después de los mil años del reinado de Cristo en la tierra, de modo que todos los hombres desde Adán se levantarán de los muertos y darán cuenta a Dios por cada uno de sus actos, tal como lo dice Apocalipsis 20:11-15:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
La segunda resurrección y la muerte segunda ocurrirán cuando los hombres de todas las épocas se levanten de sus tumbas para ser juzgados por sus obras, como lo dice el libro de Daniel 12:2. Unos serán levantados para recibir la vida eterna y otros para muerte eterna.
La muerte segunda es la condena de Dios a los hombres que no obraron conforme a sus ordenanzas. Y quiero enfatizar que la palabra de Dios dice que todos los hombres serán juzgados por sus obras. No dice que únicamente los hombres que murieron sin Cristo serán juzgados; dice TODOS.
Yo entiendo que muchos dirán que la salvación no es por obras, pero las obras a las que se refiere Pablo son las obras de la ley. Él explicó que los hombres no son justificados por ningún sacrificio animal o por guardar cualquier rito u ordenanza del antiguo pacto. Pablo aclaró magistralmente a qué tipo de obras se refería cuando dijo que ya no era por obras, sino por gracia.
Muchos tienen la idea errónea de que los cristianos de hoy no debemos hacer las obras que los discípulos hicieron. Obras que están registradas en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y que han sido motivo de debate por mucho tiempo. Hoy se dice que las obras no salvan, y tienen razón. Las obras no salvan, es Cristo quien salva.
Pero las obras nos justifican delante de Dios y dan testimonio de que hicimos conforme a lo que Jesús ordenó que hiciéramos. Esas obras dicen, sin palabras, cuánto amamos a Jesús y cuánto nos sometemos a su soberanía. Santiago 2:14 nos explica un poco más: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”
Para aclarar la controversia que Pablo generó, vayamos a sus mismos escritos y pidámosle al mismo apóstol Pablo que lo aclare. Gálatas 2:16 dice: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”
Nosotros, los gentiles y los judíos modernos, no hacemos las obras de la ley porque hace mucho tiempo dejaron de hacerse, las cuales consistían en diversos ritos y sacrificios, que perdieron su valor cuando Cristo se sacrificó por todos nosotros. El libro de Hebreos 10:1-4 aclara: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.”
Comprendo que surgirán muchas dudas, de modo que si quiere saber más sobre el tema de la salvación, le pido que vea nuestro estudio titulado: ¿Seremos todos los cristianos Reyes y Sacerdotes?
La segunda resurrección es el acontecimiento final, es el juicio del gran trono blanco donde todos los hombres serán resucitados, unos para ser lanzados al lago de fuego y azufre, y otros para recibir vida eterna. En la segunda resurrección de los muertos, la escritura dice que el mar y el Hades, o Seol, entregaron sus muertos, de modo que no habrá hombre alguno que haya muerto desde la creación de Adán hasta ese momento que no sea resucitado.
A partir de ese momento, nadie morirá, puesto que todos seremos transformados. Todos seremos inmortales, unos para gozar de la gloria de Dios y otros para ser atormentados en el lago de fuego y azufre, que es el Gehena. Tal como lo menciona Daniel 12:2: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”
Por otro lado, Pablo señala algo que para muchos es una revelación cristalina e inobjetable; sin embargo, él mismo afirma que es un misterio, y debemos tratarlo como tal. “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.” 1 Corintios 15:51.
¿Cómo seremos transformados? ¿Seremos altos como los ángeles? ¿O como una esfera de luz? ¿Quizá como fantasmas? ¿O invisibles a la vista de los humanos?
Estas y otras preguntas son válidas; sin embargo, Pablo reprendió a los Corintios y dedicó todo el capítulo 15 de la segunda epístola a los Corintios para explicarles en qué consiste la resurrección de los muertos y la vida eterna. Precisamente porque los Corintios decían que ya no había resurrección de muertos, y otros decían que ya se había realizado, porque esperaron por mucho tiempo y no ocurrió. Más Pablo les dijo en 1 Corintios 15:33-36: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.”
Las malas conversaciones decían que la resurrección de los muertos fue un evento pasado; otras decían que nunca ocurriría, y otras quizá decían que ocurría cuando morimos. Pablo reprendió a los corintios por hablar cosas que desconocían y que no eran correctas. Él les explicó en forma detallada y extensa la transformación que todos los hombres sufriremos. Leamos 1 Corintios 15:38-49:
«…pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
Pablo dice que el hombre es un ser terrenal, animal, pero que será transformado en un cuerpo celestial, incorruptible e inmortal. De modo que la imagen que traeremos cuando seamos transformados a un cuerpo espiritual, será la misma que teníamos cuando estábamos en la carne, pero ahora no será de carne y hueso, será un cuerpo espiritual. ¿Puede usted explicarme cómo sucederá este fenómeno? Yo tampoco puedo, por eso Pablo dice que es un misterio.
La diferencia entre un cuerpo carnal y uno espiritual es que no nos cansaremos, no tendremos necesidad de dormir o de comer, porque seremos inmortales como los ángeles de Dios. Así lo dijo Jesús en Mateo 22:29-31. El cuerpo que poseemos hoy será el mismo que tendremos en la resurrección de los muertos, pero transformado en un cuerpo espiritual.
Veamos el ejemplo de Enoc, quien no murió, tal como lo dice Hebreos 11:5: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” Vale la pena mencionar que esta parte de la escritura fue tomada a su vez del libro de Enoc, el cual no forma parte del canon bíblico actual, pero fue considerado parte de las escrituras por los primeros cristianos. ¿Por qué será?
La transformación de un cuerpo de carne y hueso en un cuerpo espiritual es verdaderamente un misterio. La ciencia no puede explicar cómo un cuerpo físico, hecho de carne y hueso, pueda ser transformado en un cuerpo espiritual que tenga la capacidad de vivir por siempre, que pueda aparecer y desaparecer, que pueda transportarse de un lugar a otro instantáneamente o que pueda ver el reino espiritual y pasearse por el mundo natural.
La escritura nos proporciona otro ejemplo en el caso de Elías, quien fue llevado en carros de fuego al cielo para que no muriera. 2 Reyes 2:11 dice: “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.” Elías fue transformado antes, porque es claro que carne y sangre no pueden heredar el Reino de los cielos.
Y el caso más reciente es el de nuestro Señor Jesucristo. Él fue llevado en una nube hacia el cielo, como lo dice Hechos 1:9: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.” Jesús fue llevado hacia los cielos y allá fue glorificado.
Cuando Jesús fue llevado al cielo por sus ángeles, él ya había resucitado; es decir, su cuerpo físico fue levantado de la tumba, y 50 días después ascendió a los cielos. La glorificación de Jesús, es decir, la transformación de su cuerpo de carne y hueso a un cuerpo espiritual, inmortal y todopoderoso, fue posterior a la resurrección, no a la hora de su muerte. ¿Comprende ahora por qué ningún cristiano está en la presencia de Dios cuando muere?
De manera que la resurrección de los muertos es un acontecimiento que no tiene precedentes en la historia del mundo. Pero participar de la primera resurrección debe ser nuestra máxima aspiración, porque es el supremo galardón que cualquier hombre podría recibir, puesto que la muerte segunda no tendrá poder sobre ellos. En lugar de eso, serán Reyes y Sacerdotes para Dios y el Cordero, como dice Apocalipsis 2:26-27: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”
La primera y segunda resurrección de los muertos son eventos separados y diferentes. La primera ocurrirá en el tiempo que Jesucristo regrese, y la segunda, después de un período de 1000 años. Este período de tiempo tendrá como objetivo purificar al pueblo de Dios, de la misma manera que sirvieron los cuarenta años en el desierto para los israelitas.
Durante esos cuarenta años en el desierto, murieron 600,000 hombres debido a su desobediencia e incredulidad. Cabe recalcar que de la gran multitud de personas que salieron de Egipto, únicamente 2 llegaron a la tierra prometida, es decir, Josué y Caleb. El resto murió en el desierto.
Lo mismo ocurrirá cuando Jesucristo regrese. En ese tiempo, millones de hombres y mujeres sobrevivirán la gran tribulación. Dios protegerá a su pueblo de la misma manera que lo hizo con los israelitas cuando salieron de Egipto. Los cristianos que salgan de la gran tribulación vivirán con Cristo en la tierra por mil años. Isaías 65:17-18 nos da un esbozo de cómo será la vida en el milenio: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado, porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría y a su pueblo gozo.”
Si quieres saber más sobre el tiempo de la gran tribulación, te pido que veas nuestro estudio titulado: La Gran Tribulación.
Dios va a crear un mundo nuevo para nosotros. Tendremos un cielo nuevo y una tierra nueva; no tendremos necesidad de nada, no habrá enfermedades ni dolor. Dios suplirá sobrenaturalmente todo lo que pudiéramos necesitar.
Pero, para la mayoría de los cristianos acostumbrados al mundo, a los placeres y a la vida superflua, será un verdadero desafío someterse a la soberanía de Dios. Muchos no querrán estar bajo las órdenes directas de Dios y buscarán hacer lo que estaban acostumbrados a hacer.
Los cristianos, igual que el pueblo de Israel, querrán regresar a su vieja forma de vida. En Números 11:4-6, la escritura dice: “Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: !!Quien nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.”
Muchos, sino la mayoría, dirán: ¿Quién nos dará el servicio de internet ahora? Nos acordamos de la comida rápida, de las hamburguesas, de las pizzas, de los templos alfombrados, de la música cristiana, de las vacaciones en verano, de los viajes en avión, de los partidos de fútbol, de los juegos electrónicos, de las computadoras y de los teléfonos celulares. La gran mayoría querrá volver a su vida anterior, pero eso no será posible.
Por eso, hermanos, hagamos como los primeros cristianos, no dándole a la carne lo que desea, sino sometiendo nuestros miembros y nuestra mente para obedecer a Cristo, para que cuando él venga, sea un placer deleitarnos en su presencia y en su ley.
es maravilloso saber que despues de tantas aflixiones tendremos una recompensa, un cuerpo espiritual y glorificado ,santo es Jesus
Que hermoso es poder saber que nos espera algo glorioso ,y que debemos caminar cada dia de nuestra vida en obediencia e integridad delante de dios .
La resurrección de los muertos se realizará después del milenio de paz, cuando haya un nuevo cielo y una nueva tierra creadas espirituales /apocaliosis)
Muy buena explicación, Dios me le bendiga
La resurrección es para testimonio al mundo entero de que Dios y Jesucristo su hijo tienen autoridad sobre todo y viven y da vida Dios a traves de su hijo Jesucristo . La resurrección es para testimonio al mundo fisico a la humanidad, por lo tanto no es una resurreccion… Leer más »
Muy bien acertado, felicidades. tiene sustento bíblico
muybueno, si señor.
Bendiciones, desde Alicante,España He estado ojeando vuestros contenidos, y me han gustado, pues yo tambien tengo un blog acerca de la enfermedad, me dirijo a ustedes para decirles que el dia postrero, es el ultimo dia del hombre sin Cristo, en el bautismo, y despues en Cristo ya no hay… Leer más »